La Grasa Abdominal y la falta de sueño

¿Te ves a ti mism@ durante la noche en la cama como esta chica de la imagen?

Pues si es así, estás facilitando que tu cuerpo mantenga una insalubre grasa abdominal en el vientre.

No dormir lo suficiente y poder tener durante las teóricas horas de sueño libre acceso a comida, va a aumentar el consumo calórico estando en reposo y, por tanto, se poducirá una acumulación de grasa, especialmente en el vientre.

Así lo afirma la Clínica Mayo en un estudio aleatorio, controlado, con cruce de grupos y dirigido por la Dra. Naima Covassin, investigadora en medicina cardiovascular. No dormir suficiente llevó a un aumento del 9 por ciento en toda la zona de la grasa abdominal y a un aumento del 11 por ciento en la grasa visceral dentro del abdomen. La grasa visceral se acumula en lo profundo del abdomen, alrededor de los órganos internos, y se vincula estrechamente con enfermedades cardíacas y enfermedades metabólicas.

Cada vez es más habitual el hecho de no dormir suficiente. Cambios de horario laboral, uso de dispositivos móviles y redes sociales durante las horas normales de sueño suelen ser los culpables. Además, se tiende a comer más durante dichas horas de vigilia, sin aumentar la actividad física. Ello conlleva un incremento considerable de la grasa acumulada dentro del vientre», comenta el  Dr. Virend Somer profesor de Medicina Cardiovascular.

Por tanto ...

Sí, hay una relación entre la grasa abdominal y la falta de sueño. Las personas que no duermen lo suficiente suelen comer más y almacenar grasa abdominal. La falta de sueño reduce el nivel de la hormona leptina y aumenta la hormona grelina, que es la hormona que hace que nuestro apetito aumente. Además, las nuevas investigaciones muestran que la combinación de no dormir suficiente y tener libre acceso a la comida aumenta el consumo calórico y, por consiguiente, la acumulación de grasa, especialmente de aquella grasa insalubre dentro del vientre.

Como conclusión final, hay que resaltar que el sueño inadecuado, a la larga, contribuye tanto a la epidemia de obesidad como a enfermedades cardíacas y metabólicas.