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Bajar de Peso

TU COLON … ¿UN POZO NEGRO?


“Un colon limpio es la base de una buena salud”

Si queremos adelgazar lo primero que tenemos que tener es limpio nuestro colon

EL COLON: ¿ALCANTARILLA O POZO NEGRO?

De todos los órganos vitales del cuerpo, el que sufre las peores consecuencias de los hábitos dietéticos modernos es el colon. La naturaleza diseñó el colon para que funcionara como un sistema de alcantarillado por el que los residuos de la digestión pudieran ser prontamente eliminados del organismo. En vez de eso, se ha convertido en una especie de pozo negro estancado, el equivalente fisiológico de un montón de basura en descomposición o de un retrete atascado que sigue utilizándose para defecar. Hoy en día, el colon del varón medio lleva en su interior unos dos kilos y medio de carne roja putrefacta y semidigerida, más una cantidad de entre dos y cinco kilos de desechos tóxicos acumulados durante años en los pliegues del colon.

¿Por qué los residuos tóxicos de una mala alimentación consumida en combinaciones inadecuadas se acumulan en el colon?

Cuando un alimento no saludable o dañino para el cuerpo llega al estómago, éste envía de inmediato una advertencia a los Productores de mucosidades: «Atención, se acerca el enemigo!». Sabemos que las mucosidades empiezan a ser producidas de inmediato y que el colon queda recubierto de ellas. Cuando los alimentos tóxicos procedentes del estómago llegan por fin al colon, al cabo de 12 a 18 horas, este último se halla preparado para recibirlos, revestido con una capa de mucosidades para impedir que el cuerpo absorba las toxinas. Si esto sucediera una o incluso unas cuantas veces al mes, las 88 mucosidades, tras haber cumplido su misión, se desintegrarían y serían expelidas lentamente del colon sin causar ningún perjuicio.

Pero ahora resulta del todo evidente que la naturaleza jamás dispuso este mecanismo defensivo para ser utilizado con la constante frecuencia con que se utiliza hoy… El resultado es que se va segregando capa tras capa hasta que su acumulación alcanza un espesor de entre 3 y 6 mm . En ocasiones, estas capas llegan a alcanzar un grosor de hasta 9 e incluso 12 mm , volviéndose tan duras y negras como un pedazo de viejo caucho endurecido de esos que se ven en las cunetas de las carreteras, arrancados de un neumático de camión…

Hemos tenido muestras conservadas en alcohol cuya longitud iba desde varios centímetros hasta unos cuantos palmos; la más larga de ellas pasaba de 8 metros en una sola pieza. A veces salen como una masa que llega a pesar hasta 6 kilos, y continúan saliendo durante varios días, hasta una semana seguida…

Sea cual sea su situación económica, sea cual sea su anterior historial médico, sea cual sea su sexo o su edad, usted (y me refiero al lector y al 95 por ciento de la población occidental) también lleva estas mucosidades endurecidas en su colon, y le asombraría constatar lo que puede salir de su cuerpo. Incluso el Servicio de Sanidad de los Estados Unidos, en una rara muestra de franqueza, admitió hace unos años que «más del 90 por ciento» de los norteamericanos van por la vida con el colon obstruido . Irons cita la experiencia de uno de los más célebres y respetados cirujanos de la historia norteamericana, el Dr. Harvey Kellogg, de Battle Creek, Michigan, quien escribió : «En las 22.000 operaciones que he realizado personalmente, ni una sola vez he encontrado un colon normal» . Y eso era a comienzos de siglo, mucho antes de que los hábitos alimentarios norteamericanos estuvieran tan completamente corrompidos como hoy por los alimentos elaborados y desnaturalizados. Prácticamente el único sitio donde puede verse hoy un colon normal y sano es en un libro de anatomía.

El ayuno es uno de los mecanismos curativos naturales más antiguos del mundo. Todos los animales, salvo el hombre moderno, ayunan instintivamente cuando están enfermos. Aún hoy existen tribus primitivas en el Amazonas, en África Central y en remotas regiones de Asia, que mantienen «casas de enfermos» en las afueras de sus aldeas, donde las personas aquejadas de alguna enfermedad se retiran para someterse a prolongados ayunos totales hasta que recobran la salud y la vitalidad. Los yoguis de la india son bien conocidos por sus ayunos y sus limpiezas de colon. El ayuno terapéutico ha constituido siempre una parte muy importante de los regímenes de enseñanza taoístas. Los maestros hacían ayunar a sus discípulos durante períodos prolongados, para que purificaran el cuerpo y la mente, antes de exponerles sus técnicas más avanzadas.

Los antiguos griegos ayunaban para conseguir salud y longevidad, y eran renombrados por su robusta constitución física. Galeno, Paracelso e Hipócrates, padres fundadores de la medicina occidental, practicaban y recetaban el ayuno para todas las enfermedades graves, y lo recomendaban como excelente régimen preventivo. Pitágoras exigía a sus discípulos que ayunaran durante 40 días para purificar cuerpo y mente antes de transmitirles sus más altas enseñanzas. Platón y Aristóteles, cuyo pensamiento constituye la raíz y el núcleo de la filosofía occidental, ayunaban regularmente para mejorar 90 su salud física y estimular sus facultades mentales. La Biblia menciona el ayuno en 74 ocasiones, y el propio Jesús solía ayunar con frecuencia, a veces hasta 40 días seguidos. Y lo mismo hacía Buda. El ayuno es una respuesta natural y universal ante la enfermedad y la debilidad, no un «rollo» cultural o religioso.

El ayuno desencadena un proceso de limpieza verdaderamente maravilloso, que llega hasta la última célula y el último tejido del organismo. A las 24 horas de suspender la ingestión de alimentos, las enzimas dejan de entrar en el estómago para dirigirse en cambio a los intestinos y al torrente sanguíneo, por el que van circulando y destruyendo todo tipo de productos de desecho, tales como células muertas y enfermas, microbios indeseables, subproductos del metabolismo y sustancias contaminantes. Todos los órganos y glándulas reciben un necesario y bien merecido descanso, durante el cual se purifican y rejuvenecen sus tejidos y se regulan y equilibran sus funciones. Todo el canal digestivo se vacía, y lo que sale por su extremo inferior seguramente sorprenderá y asqueará a quienes ayunan por primera vez, hasta el extremo de hacerles adoptar el ayuno y la limpieza de colon como hábitos permanentes. El beneficio más importante del ayuno tal vez sea que limpia y depura a fondo la corriente sanguínea. La sangre tiene la función de transportar oxígeno y nutrientes a todas las células del cuerpo, y debe también retirar los residuos metabólicos de las células para que sean excretados por los riñones y los pulmones. Asimismo, la sangre es el «vigilante» inmunológico del cuerpo, que hace circular las enzimas, los glóbulos blancos y otros factores inmunitarios durante las 24 horas del día, en misiones de «búsqueda y destrucción» de los invasores. Y la sangre sucia no puede realizar correctamente estas funciones. En consecuencia, se instaura la desnutrición, disminuye la resistencia, la toxemia se vuelve crónica y los gérmenes disponen de plena libertad para invadir los tejidos más vulnerables. A menos que lleve usted una vida ascética alejada de la civilización y evite todas las aberraciones alimentarias, su sangre y sus demás tejidos están forzosamente acumulando toxinas y perdiendo poco a poco su vitalidad funcional. Si no se limpia de estas toxinas de una forma regular, la toxemia se vuelve cada vez más grave, hasta que el cuerpo es incapaz de seguir soportándola y, o bien se purga espontáneamente en forma de diarrea, acné, erupciones, « manchas marrones», sudor maloliente, hedor corporal, halitosis y demás, o bien renuncia por completo a la lucha y cae víctima de un cáncer, una tuberculosis o cualquier otra enfermedad.

Todo lo que entra debe salir…, tarde o temprano. Entretanto, puede pasarse años pudriéndose dentro del cuerpo y causarle graves enfermedades o incluso matarle.

La toxemia es el verdadero culpable de casi todas las dolencias crónicas y enfermedades degenerativas . Eso explica, por ejemplo, por qué entre las personas expuestas a precisamente las mismas condiciones climáticas hay unas que «cogen» un resfriado mientras que otras permanecen inmunes. La culpa no es de los «gérmenes», como aseguraba Louis Pasteur, pues gérmenes de todas clases flotan constantemente en el aire e invaden en todo momento nuestra comida y nuestra agua. Es la falta de una resistencia normal, debida a la autointoxicación de la corriente sanguínea, lo que abre una «ventana de vulnerabilidad» en el cuerpo y posibilita la invasión de los gérmenes.

Cualquier persona que quebrante habitualmente las leyes de la naturaleza acabará en último término sentenciada a enfermedad crónica y muerte prematura por la Madre Naturaleza. Ninguna clase ni cantidad de fármacos, cirugía u otros tratamientos médicos podrá salvarle de la autoimpuesta pena de muerte por autointoxicación. La única forma de conseguir un indulto es mediante el «buen comportamiento», lo que significa una reforma profunda de los malos hábitos.

Aun así, resulta ilusorio suponer que para eliminar estas obstrucciones fétidas y expulsar las toxinas incrustadas en el colon basta con adoptar una dieta a base de salvado, vegetales crudos y otros alimentos fibrosos. El salvado y los vegetales crudos contienen tanta fibra que no pueden pasar por los minúsculos agujeros que quedan libres para el paso de las heces en la mayoría de los cólones. Lo que ocurre entonces es que la fibra se atasca, se descompone y agrava aún más el problema. Es inútil lanzarse a un programa dietético nuevo sin haberse librado antes de los desechos incrustados y residuos tóxicos que las anteriores costumbres alimenticias han hecho acumular en el canal digestivo . Y esto sólo puede conseguirse de una manera: mediante el ayuno y la limpieza intestinal y las irrigaciones colónicas. Cuando quiere ponerle aceite nuevo al motor de su coche, no se limita a verterlo encima del aceite sucio, sino que primero extrae todo el lubricante viejo. Lo menos que puede hacer es tratar su cuerpo con el mismo respeto y atención que concede a su automóvil.

Probablemente seguirá usted consumiendo combinaciones de alimentos incompatibles durante tanto tiempo como viva, de modo que seguirá necesitando una serie de limpiezas de colon.

La eliminación de los alimentos no digeridos y otros productos de desecho es tan importante como la correcta digestión y asimilación de la comida… El régimen más perfecto no dará mejores resultados que el más malo si el sistema de alcantarillado que es el colon se halla obstruido por una acumulación de residuos corrompidos.

A continuación se muestran residuos expulsados con el kit para la limpieza de colon.

Multitud de síntomas dolores de cabeza, cansancio crónico, falta de vitalidad y de concentración, flatulencia, depresiones, agresividad, reuma, poliartritis, hipertonía, afecciones cutáneas, alergias y otras dolencias- pueden deberse a un mal funcionamiento del intestino. Y es que, tanto una inadecuada alimentación como una digestión deficiente provocan la formación de sustancias tóxicas que se acumulan en él y que envenenan nuestro organismo.

Si usted sufre de uno o más de los siguientes síntomas, entonces ha llegado la hora para la desintoxicación:

Fatiga frecuente y poca energía Mal aliento y excrementos fétidos Abdomen protuberante (Barriga)
Flatulencia, gases e inflamación Parásitos en los excrementos Fuertes antojos por comidas
Exceso de peso Resfriados frecuentes Problemas en la piel, erupciones
Alergias alimentarias Dolores de cabeza recurrentes Sabor metálico en la boca
Problemas digestivos Estreñimiento crónico Hemorroides
Irritabilidad, mal humor Síndrome del Intestino Irritable Infección por Candida
Etc…..

PROGRAMA PARA SIETE DÍAS DE AYUNO CON LIMPIEZA DE COLON

El programa de siete días de ayuno y limpieza de colon es un sistema integrado de autopurificación que combina los beneficios del ayuno con limpiadores intestinales fibrosos e irrigaciones colónicas diarias. Se trata de un programa completo para la desintoxicación de la sangre y los tejidos, que rejuvenece todos y cada uno de los órganos, glándulas, tejidos y células del organismo. ¿Por qué siete días? En todo el reino de la naturaleza, el siete viene a ser una especie de «número mágico». El ciclo menstrual de la mujer se produce en cuatro unidades de siete, al igual que las órbitas de la Luna en torno a la Tierra. Hacen falta exactamente siete días para limpiar toda la corriente sanguínea por medio del ayuno, y son también siete días los que se necesitan para desintoxicar a fondo el sistema linfático. En una escala mayor, hacen falta siete meses para restaurar el equilibrio del sistema endocrino mediante ejercicios y una alimentación correcta, y siete años para sustituir todas las células del cuerpo.

Durante siete días no ha de comer nada en absoluto, pero no se sentirá con hambre porque estará tomando un producto llamado Limpiador Intestinal . Se trata de un polvo a base de semillas de psyllium que molidas se adhiere a las paredes del colon, retiene allí la humedad y ablanda y desprende los productos residuales. También contiene chlorella cuyo poder desintosicante es ya bien conocido.

El Limpiador Intestinal debe tomarse cinco veces al día, cada tres horas. Se echa una cucharadita colmada de Limpiador en un recipiente de tapa hermética. Se añaden 200 c.c. de zumo de manzana, o con un poco de caldo de apio blanco, para darle sabor. Combiene comenzar por una cucharadita de café de la arcilla montmorillonita (y como opcional también de chlorella) . La Montmorillonita es como una esponja magnética que absorbe las toxinas de todo el aparato digestivo. Agite bien la mezcla y bébasela. Luego, tome un vaso de agua o zumo de manzana.

Un ayuno de siete días parece cosa seria, pero en realidad no es tan duro, porque el Limpiador Intestinal se hincha en el organismo y da sensación de saciedad. Además,

Si no acaba de decidirse a emprender un ayuno de siete días, puede tomar el Limpiador Intestinal y la Bentonita dos veces al día, por la mañana y por la noche, durante todo el mes, mientras sigue consumiendo otros alimentos. Mucha gente experimenta tal mejoría con este sencillo programa que eso les decide a practicar un ayuno de siete días.

El Limpiador Intestinal y la Bentonita son unos agentes depuradores notablemente eficaces. Las semillas de psyllium pulverizadas contienen casi un 100 por ciento de masa fibrosa, que no es absorbida ni digerida, sino que se infla en los intestinos y arrastra a su paso todos los residuos. La chlorella posee la peculiar membrana celular, que es capaz de adherirse a una gran cantidad de tóxicos y eliminarlos del organismo. Además, tiene más clorofila que cualquier otro alimento, y esta clorofila es muy útil en los procesos de depuración y desintoxicación del cuerpo.

Cuando esta fibra llega al colon, al final de la la faseII, le ayuda a desprender los desechos tóxicos incrustados en las paredes y a expulsarlos a través del recto . Si no está en la fase II, o nunca ha hecho el Sistema Shen, el agua tibia de las irrigaciones, le ayudará a conseguirlo.

Para las irrigaciones puede hacerlas ud. mismo en casa, en el W.C. poniendo el balde de 10 litros de agua templada con los ingredientes indicados, sobre una caja de unos 40cm de altura sobre el depósito del agua del W.C. (o a una altura de entre 80 y 100 cm por encima de la cánula).

La Bentonita , a base de cenizas volcánicas, contiene un ingrediente denominado «montmorillonita», cuyas moléculas tienen un tamaño 500 veces inferior al de una molécula de agua y llevan una carga negativa 200 veces mayor que la positiva. Su minúsculo tamaño les permite acceder hasta los más recónditos pliegues de los tejidos, donde ni siquiera el agua puede penetrar, mientras que su poderosa carga negativa les permite absorber hasta 200 veces su propio peso en tóxicos iones positivos. Como ya hemos visto, los contaminantes se presentan siempre en forma de voluminosos iones positivos, fácilmente neutralizados por los iones negativos activos. La Bentonita actúa en los intestinos junto con el polvo de semillas de psyllium, y chlorella pero también se introduce en la corriente sanguínea para neutralizar y eliminar rápidamente los desechos tóxicos que las células vierten a la sangre.

Para aquellos que jamás han probado a ayunar pero desean beneficiarse de la maravillosa salud que eso proporciona , he aquí unas cuantas sugerencias a tener en cuenta. Recuerde que el ayuno es una cuestión privada y personal que solamente usted puede hacer por su organismo. Asimismo, es la única manera de limpiar su cuerpo de toxinas acumuladas y purificar el torrente sanguíneo.

El primer día es sencillo. Hacen falta al menos 24 horas para que el cuerpo inicie la desintoxicación y comience a verter las toxinas en la sangre para su eliminación.

El segundo y el tercer día son los más difíciles. Para entonces, su corriente sanguínea estará transportando hasta diez veces su carga normal de toxinas, pues todo el cuerpo está enviando a la sangre los venenos acumulados para que sean eliminados. Se sentirá débil, fatigado, tenso, aturdido y quizás un poco mareado, como en una buena resaca.

Esto no se debe a la falta de alimentos, conque no vaya a cometer el frecuente error de quienes ayunan por primera vez, que consiste en romper prematuramente el ayuno comiendo alguna cosita «para cobrar ánimos». En el momento en que coma algo, los desagradables síntomas de la desintoxicación desaparecerán de inmediato; no por el alimento ingerido, sino porque la comida indica al cuerpo que suspenda el proceso de desintoxicación y se prepare para iniciar la digestión y metabolización de lo consumido. Cuanto peor se encuentre durante los tres primeros días, más intoxicados están sus tejidos y mejor resultado está dando el ayuno. Aguante un poco y pronto se encontrará mejor que nunca.

Durante los primeros ayunos con irrigaciones colónicas, en los dos o tres primeros días es frecuente que no se presenten las espectaculares evacuaciones de residuos tóxicos que cabría esperar. Eso no quiere decir que su colon esté limpio, sino que las mucosidades secas y las toxinas están tan profundamente incrustadas en los pliegues del colon que hacen falta de seis a ocho irrigaciones sólo para empezar a desprenderlas. Uno de los casos más graves un ayunante no evacuó nada significativo durante cuatro ayunos de siete días, pero en el quinto ayuno cada irrigación colónica fue seguida de una verdadera avalancha de residuos negros y endurecidos.

Por lo general, comenzará a expulsar estas incrustaciones tóxicas de mucosidades al cuarto o quinto día, y seguirá haciéndolo hasta el fin del ayuno. Esta basura letal se recoge en un colador situado bajo el W.C., y es conveniente inspeccionarla con atención después de cada irrigación. Cuando vea lo que sale de su cuerpo, se sentirá poderosamente motivado a continuar hasta el fin del programa.

Si al terminar el séptimo día aún sigue evacuando una gran abundancia de residuos, puede elegir entre continuar el programa hasta 10 días o interrumpirlo y esperar hasta el próximo ayuno.

No espere eliminarlo todo durante el primer ayuno. Hacen falta unos seis programas de siete días, con miniayunos entre ellos y cuidadosa atención a la dieta, para conseguir una limpieza a fondo del colon y una completa desintoxicación de los tejidos. Paul Bragg explica cómo, tras cinco años de realizar cuatro ayunos anuales de siete días cada uno, emprendió un ayuno de diez días, en cuyo séptimo día «tuve una poderosísima evacuación intestinal, al final de la cual sentí en el recto una sensación pesada y fría, y he aquí que salió un tercio de taza de mercurio, del Calomel (un medicamento que había tomado en la infancia». Cuando se trata de purificar el cuerpo tras toda una vida de autocontaminación, «¡con una vez no basta!».

Si no se atreve a administrarse usted mismo las irrigaciones colónicas, busque un terapeuta colónico cualificado y deje que se encargue él de realizar las primeras series en una clínica. Después de eso, se dará cuenta de lo fácil e inocuo que resulta y podrá seguir haciéndolo usted mismo en su propia casa.

Este programa es igualmente seguro y eficaz para niños, embarazadas y personas de edad. Para los niños entre 4 y 10 años, reduzca la dosis de suplementos y limpiador intestinal a la mitad. Las mujeres embarazadas deben tomar suplementos en cantidad suficiente «para dos», pero no deben emprender el programa en los tres últimos meses del embarazo.

No consuma ningún alimento sólido durante el programa. Evite también los zumos de frutas y verduras, excepto unos 50 c.c. para hacer más apetecible el limpiador intestinal.

Además de limpiar el colon, se trata de dar a sus órganos digestivos y glándulas vitales un completo descanso durante siete días, para que se puedan desintoxicar sus tejidos y reparar las células dañadas. Si «hace trampas», se estará engañando usted mismo.

El Ayuno

El ayuno es uno de los mecanismos curativos naturales más antiguos del mundo. Todos los animales, salvo el hombre moderno, ayunan instintivamente cuando están enfermos. Aún hoy existen tribus primitivas en el Amazonas, en África Central y en remotas regiones de Asia, que mantienen «casas de enfermos» en las afueras de sus aldeas, donde las personas aquejadas de alguna enfermedad se retiran para someterse a prolongados ayunos totales hasta que recobran la salud y la vitalidad. Los yoguis de la india son bien conocidos por sus ayunos y sus limpiezas de colon. El ayuno terapéutico ha constituido siempre una parte muy importante de los regímenes de enseñanza taoístas. Los maestros hacían ayunar a sus discípulos durante períodos prolongados, para que purificaran el cuerpo y la mente, antes de exponerles sus técnicas más avanzadas.

Los antiguos griegos ayunaban para conseguir salud y longevidad, y eran renombrados por su robusta constitución física. Galeno, Paracelso e Hipócrates, padres fundadores de la medicina occidental, practicaban y recetaban el ayuno para todas las enfermedades graves, y lo recomendaban como excelente régimen preventivo. Pitágoras exigía a sus discípulos que ayunaran durante 40 días para purificar cuerpo y mente antes de transmitirles sus más altas enseñanzas. Platón y Aristóteles, cuyo pensamiento constituye la raíz y el núcleo de la filosofía occidental, ayunaban regularmente para mejorar 90 su salud física y estimular sus facultades mentales. La Biblia menciona el ayuno en 74 ocasiones, y el propio Jesús solía ayunar con frecuencia, a veces hasta 40 días seguidos. Y lo mismo hacía Buda. El ayuno es una respuesta natural y universal ante la enfermedad y la debilidad, no un «rollo» cultural o religioso.

El ayuno desencadena un proceso de limpieza verdaderamente maravilloso, que llega hasta la última célula y el último tejido del organismo. A las 24 horas de suspender la ingestión de alimentos, las enzimas dejan de entrar en el estómago para dirigirse en cambio a los intestinos y al torrente sanguíneo, por el que van circulando y destruyendo todo tipo de productos de desecho, tales como células muertas y enfermas, microbios indeseables, subproductos del metabolismo y sustancias contaminantes. Todos los órganos y glándulas reciben un necesario y bien merecido descanso, durante el cual se purifican y rejuvenecen sus tejidos y se regulan y equilibran sus funciones. Todo el canal digestivo se vacía, y lo que sale por su extremo inferior seguramente sorprenderá y asqueará a quienes ayunan por primera vez, hasta el extremo de hacerles adoptar el ayuno y la limpieza de colon como hábitos permanentes. El beneficio más importante del ayuno tal vez sea que limpia y depura a fondo la corriente sanguínea. La sangre tiene la función de transportar oxígeno y nutrientes a todas las células del cuerpo, y debe también retirar los residuos metabólicos de las células para que sean excretados por los riñones y los pulmones. Asimismo, la sangre es el «vigilante» inmunológico del cuerpo, que hace circular las enzimas, los glóbulos blancos y otros factores inmunitarios durante las 24 horas del día, en misiones de «búsqueda y destrucción» de los invasores. Y la sangre sucia no puede realizar correctamente estas funciones. En consecuencia, se instaura la desnutrición, disminuye la resistencia, la toxemia se vuelve crónica y los gérmenes disponen de plena libertad para invadir los tejidos más vulnerables. A menos que lleve usted una vida ascética alejada de la civilización y evite todas las aberraciones alimentarias, su sangre y sus demás tejidos están forzosamente acumulando toxinas y perdiendo poco a poco su vitalidad funcional. Si no se limpia de estas toxinas de una forma regular, la toxemia se vuelve cada vez más grave, hasta que el cuerpo es incapaz de seguir soportándola y, o bien se purga espontáneamente en forma de diarrea, acné, erupciones, « manchas marrones», sudor maloliente, hedor corporal, halitosis y demás, o bien renuncia por completo a la lucha y cae víctima de un cáncer, una tuberculosis o cualquier otra enfermedad.

Un boletín de Associated Press fechado el 28 de mayo de 1986 informa sobre los siguientes resultados del ayuno forzado en ratas de laboratorio, obtenidos en un reciente estudio sobre el envejecimiento que fue llevado a cabo en los Estados Unidos:

Cuando la dieta de las ratas de laboratorio es drásticamente reducida, las ratas viven mucho más tiempo que aquellas otras, en todo lo demás idénticas, a las que se permite comer tanto como quieran. De hecho, los investigadores declaran que esta limitación de los alimentos es la única forma que conocen de prolongar significativamente la duración normal de la vida de estos roedores. El ayuno también restablece el adecuado pH de la sangre. Como ya hemos visto, el Yin y el Yang de la dieta y la digestión se traduce a la terminología científica occidental como equilibrio ácido/básico. La acidosis de la sangre se ha convertido en una importante afección de la civilización contemporánea, y es la responsable de toda clase de desgracias. Cuando la acidez de la sangre alcanza niveles intolerables, la corriente sanguínea deposita el ácido en las diversas articulaciones, en forma de cristales que luego forman «espolones» que literalmente «sueldan» las articulaciones y sustituyen al líquido sinovial que las lubrifica naturalmente. La consecuencia es una dolorosa e incapacitante artritis. El ayuno permite que las enzimas entren en las articulaciones y disuelvan dichos cristales, con lo que se restaura el líquido sinovial y se recobra la movilidad de la articulación. El ayuno elimina también la acidosis de la propia corriente sanguínea. De hecho, los desagradables efectos secundarios que se perciben durante los tres primeros días de un ayuno se deben únicamente a que estos cristales ácidos y otras toxinas entran en la corriente sanguínea en masa para ser eliminados.

El ayuno constituye una excelente terapia para los trastornos mentales. En Rusia, donde el ayuno recibe el nombre de «cura de hambre», se han obtenido resultados espectaculares. En 1972, el Dr. Yuri Nikola yev, del Instituto de investigaciones Psiquiátricas de Moscú, informó que había tratado con éxito a más de 7.000 pacientes que sufrían diversos trastornos psíquicos, como esquizofrenias y neurosis.

¿Padece usted de impotencia o esterilidad? Quizás haría bien en buscar al culpable en su colon. Los cólones obstruidos e intoxicados afectan negativamente a la sexualidad masculina y femenina al oprimir, y por tanto, perturbar, los órganos y glándulas sexuales. Se han comunicado numerosos casos de matrimonios que, tras 10 o 20 años de «esterilidad», han engendrado repentinamente un hijo tras unos cuantos ayunos terapéuticos combinados con irrigaciones colónicas.

El médico Chang Tsung-cheng de la dinastía Sung, en el siglo x de nuestra era, escribió detenidamente sobre los beneficios terapéuticos de limpiar el colon de las toxinas y residuos en él acumulados, y recomendó esta terapia para toda clase de trastornos en apariencia dispares, tales como indigestión, estreñimiento, problemas respiratorios, jaquecas y fiebres, articulaciones rígidas y doloridas, anomalías mentales y emocionales, etc. Según dejó escrito, todos los médicos saben que la libre circulación de la sangre y la energía vital son los más importantes factores de la salud. Pero si el estómago y los intestinos están bloqueados, entonces la sangre y la energía se estancan. El método taoísta tradicional para la limpieza del colon consistía en ayunos combinados con potentes hierbas purgantes que disolvían las mucosidades y dragaban los residuos del colon. Estos métodos aparecen citados ya en el siglo III a. de C., en el Clásico de Medicina Interna del Emperador Amarillo. Hoy en día, los laxantes y purgantes químicos han llegado a figurar entre los medicamentos más vendidos del mundo occidental, donde el estreñimiento se ha convertido en un problema crónico para jóvenes y viejos, hombres y mujeres por igual. A diferencia de las hierbas naturales que los médicos chinos todavía utilizan para purgar los intestinos, en combinación con ayunos terapéuticos y terapia nutricional, estos laxantes occidentales están compuestos por productos químicos inorgánicos que resultan absolutamente incompatibles con el organismo humano. Para producir su efecto, irritan tan intensamente las mucosas del colon que éste literalmente se contrae como una serpiente herida para expulsar la perniciosa droga junto con cualquier residuo suelto que se encuentre en su camino. Estos laxantes no hacen nada en absoluto para desprender las profundas incrustaciones de desechos proteínicos putrefactos, residuos tóxicos de la fermentación y capas de mucosidades secas. Con el uso prolongado, dichos productos acaban debilitando tanto los intestinos que al fin cesan completamente de funcionar sin el estímulo artificial de laxantes cada vez más potentes. Y cuando éstos ya no hacen efecto, el siguiente paso del desventurado paciente es acudir al quirófano para que le hagan una colostomía.

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